La boda en Marianistas y con comida en el Restaurante Gayarre fue una boda que este fotógrafo no ha de olvidar fácilmente.
Tenia prometido hace tiempo compartir este post de esta deliciosa pareja y como sucede habitualmente me enfrasco en el trabajo del día a día y no puedo cumplir mis deseos. Así pues mis disculpas por el retraso.
Decía que no olvidaré esta boda, principalmente por la sintonía que tuve con José Antonio y con Ainhoa desde la primera conversación telefónica y en las diferentes reuniones para preparar los detalles y preferencias para su reportaje fotográfico de boda. Los que conocéis a la pareja sabéis las dotes para la planificación y el nivel de exigencia que siempre tienen profesionalmente y estas dotes las aplicaron en los preparativos unidos, como es habitual, a su simpatía y cordialidad .
Cada boda tiene muchas anécdotas y es misión del fotógrafo captarlas para el recuerdo, también es obligación del fotógrafo la debida discreción y mostrar la boda como es deseo de los novios. En esta ocasión la anécdota que viene a mi recuerdo es que la madre de Ainhoa llegó al hotel un poco disgustada por el retraso de los taxis desde la peluquería y al entregarle el ramo para hacerle las fotografías a la novia con el padrino este fotógrafo, que a veces es un poco gamberro, hizo un comentario que provocó una carcajada general, fue un momento muy divertido entre los nervios habituales de los instantes previos a la boda.
La ceremonia y toda la boda fue muy intima y familiar rodeados de muchos amigos de los novios, todos gente joven y elegante que nos facilitaron nuestro trabajo disfrutando, como corresponde, de una bonita boda.
Para finalizar la fiesta nos desplazamos al Coc donde hacen unos estupendos Gin-tonic …¡Que no pare la fiesta!
Os muestro algunas fotos de la boda.